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La adolescencia
no es una etapa fácil, de hecho es todo lo contrario. Arminda
Aberastury lo describe como un periodo lleno de conflictos
con la familia, de los amigos y con uno mismo.
En esta etapa hay una reconfiguración entre lo psíquico
y el cuerpo, hay una serie de cambios específicos que tienen que ver con
el abandono de lo infantil en el paso a la pubertad
y la adolescencia. El abandono del cuerpo infantil, la desvinculación
parcial con las figuras parentales y sus identificaciones,
entre otros procesos, tienen como finalidad la construcción de una identidad.
Según la OMS,
hay una concentración de suicidios
entre las edades de 15 a 29 años, esto en 2015, pero en noticias
recientes observamos cómo es que el tema de la depresión
y del suicidio aparecen desde edades más tempranas. Las redes sociales
hacen su parte compartiendo información y juegos con destinos mortales
como el peligroso juego de La
Ballena Azul: la idea de este juego es identificarse como una
ballena azul, inmersa y en el inmenso mar, flotando solidariamente de
camino a la muerte.
La etapa de la adolescencia es considerada como dolorosa; con
regularidad se presentan depresiones y angustias que movilizan la
atención de los padres. De ser necesario, es indispensable crear un
espacio para hablar de estas cosas, como Donald
Winnicott lo señala, un espacio
transicional, de apoyo para la asimilación y elaboración de
diferentes problemáticas que aquejan al adolescente. Una omisión de ello
es dar espacio al silencio, pero aquí hablamos de un tipo de silencio
que puede ser peligroso, pudiendo ser mortal, cuando el silencio da
espacio a una marcada ausencia y sensación de inexistencia.
La nueva serie de Netflix
13 Razones Por Qué hace el señalamiento de lo peligroso en ese
tipo de silencio, resultando en un elemento que se repite en la
historia. Eso es lo que ha llevado a Hannah
Baker a dar un pasaje al acto (acting-out),
el suicidio de alguien quien lloraba y nadie escuchaba.
La historia de un suicidio deja varias dudas en derredor, hay una
sensación de no entender lo que ha sucedido, hay un dolor por la
pérdida, la duda es igual de dolorosa que el acto.
El relato no contado no sólo recae en la persona que ya no existe sino
también en aquellos con quienes se lo relacionó; la historia entonces no
sólo pertenece a uno sino a más. El suicidio es utilizado como un
mensaje… y es en particular hacer sufrir al otro como el suicida sufrió
en vida. La muerte de Hannah retoma la historia de cada personaje a los
cuales les dedica una cinta… una carta final donde les reclama los
porqués culpables de su muerte. La verdad es que no hay una
justificación y pensar únicamente en la culpabilidad
nos hace olvidar que el resto de los personajes tienen su propia
historia. Además de Hannah, alguien más sufría y tampoco se hablaba de
ello. No debemos olvidar que hay varios personajes que tampoco son
escuchados. Uno de estos personajes es Justin
Foley.
Es con Justin con quien Hannah inicia su historia, este chico que la
besa y le toma una foto, la cual cae en poder de sus amigos… y ellos
toman su historia íntima de él y de ella para hacerla
pública y destruyen el contexto alrededor. Justin no lo ha visto,
pero él también ha sido violentado cuando esa foto se comparte, ha sido
expuesto y sus sentimientos hacia Hannah despojados del amor… él lo
acepta sin reclamar.
Vemos aquí cómo un chico tiene que abandonar a alguien a quien ama o a
la chica que le atrae, a Hannah, entregándola como ofrenda al grupo
donde pertenece: como un mero objeto de consumo para el otro, sólo para
permitirse sentir(se) que permanece dentro de un espacio, con una pertenencia.
Con tal de pertenecer-ser hace lo que se le pide. Esto parece señalar la
doblemente repetitiva interrogante del adolescente con un constante
“quién soy” y “a dónde pertenezco”, algo que resuena en la historia
familiar de Justin Foley, como más adelante veremos.
En su historia se observa cómo tiene un núcleo familiar roto y precario,
una madre drogadicta que cambia constantemente de amantes, éstos,
personas peligrosas que no brindan el soporte necesario para este
adolescente tan frágil (Justin). La madre no ha dado un lugar de
amor a ese hijo; el vínculo por medio del amor es reemplazado por el de
la violencia. En la pregunta ¿quién soy?, pareciera que Justin responde
desde el lugar del violentado…
el que no puede poseer nada, él es dispensable, su deseo
y su vida… así el <ser amado> pasa a convertirse en <ser
destruido>.
Y se repite de nuevo ahora con su novia Jessica
Davis, se repite la historia de abuso en casa haciendo un claro
paralelismo: hay una escena donde el amante de su madre golpea a Justin
para después entrar a la recamara con ella… es ahora Bryce
Walker quien lo golpea para entrar al cuarto con su novia y abusar
de ella. De nuevo Justin acepta y baja la cabeza.
Observamos la dinámica con su amigo Bryce: Hannah le reclama a Justin
que Bryce lo ha comprado, que es su dueño… él lo niega, pero vemos por
ejemplo cuando le pide asilo a Bryce, quien aparentemente lo cuida
dándole alcohol y drogas: Justin ya pagó el precio, despojándose de lo
que ama y aceptando el abuso (“lo tuyo es mío”, le dice Bryce). Ésta es
toda una repetición de la cual no se da cuenta. En realidad Bryce hizo
de la novia de Justin y de Justin mismo, una moneda de canje,
aprovechándose de los dos.
Es hasta que Justin habla y le confiesa a Jessica corroborándole la
violación, que se rompe el ciclo. Algo se ha hablado, que rompe el
silencio encubridor del abuso y que rompe el frágil vínculo con Jessica,
pero eso posibilita que Justin pueda elaborar algo de esa repetición que
permanecía inconsciente, aunque lamentablemente no de la forma más
satisfactoria, pues entra en una depresión
de la que no sabemos qué vendrá más adelante. Pudiera ser que ahora
repita el rol paterno fallido, como violentador,
en un escenario desfavorable probable, pero que solamente el curso que
tome su vida podrá confirmarlo o descartarlo.
Al tratar de explicarse lo que va elaborando interiormente de esa
repetición de ser violentado, vemos que él se coloca desde la otra
mirada: cuando observa cómo su novia es abusada, parece ser capaz de
identificarse con ese abuso, así el silencio encubridor que se rompe
para con Jessica Davis no es para ella solamente, sino para él también.
Al romper el silencio que encubría el abuso de Jessica, Justin Foley
parece liberarse de la dinámica inconsciente de abuso y de maltrato
silenciada en su propia historia.
Justin utiliza el silencio para proteger a Jessica. Una protección
endeble, por la naturaleza del daño y por la fragilidad del vínculo
entre ambos. Otras series o películas brindan materiales audiovisuales
más claros sobre las diferentes funciones que pueden tener los
silencios. La serie de Netflix 13 Razones Por Qué abunda en dinámicas
que permanecían poco claras incluso inconscientes
y que requiere de irlas poniendo en palabras para generar un mejor
conocimiento del sí mismo (insight)
en el personaje, favoreciendo el cambio.
Ante un silencio protector endeble que no puede lograr tal función en la
vida de estos adolescentes necesitados sobretodo de claridad, recordamos
a Freud
cuando expresa que la
cura es por la palabra, de otro modo el conflicto
interno puede salir por otra ruta: como una inhibición,
un síntoma nuevo o angustia. En Justin hay una inhibición del
pensamiento, como vemos que sucede durante el abuso de Jessica, cuando
él se queda esperando, molesto, una vez más en silencio, sin hacer ni
decidir nada. También lo observamos en una falta de criterio o de
capacidad para tomar sus decisiones, pues la mayor parte del tiempo
parece estar o congelado, o actuando porque sí reactivamente.
Podemos observar varias deficiencias en las funciones
yoicas de Justin que parecen relacionarse con una posición
masoquista, manifestándose en las reacciones violentas contra sí
mismo, en la toma de posturas pasivas, en un grupo de pertenencia en el
cual la sexualidad está expuesta no sólo a la aprobación de la pareja
sino de los amigos abusadores.
Si bien en la adolescencia la sexualidad
es una vivencia que subjetivamente se comparte de manera grupal (los
amigos lo platican entre sí sin cometer transgresiones), en la serie hay
un evento específico que sale de los parámetros de normalidad: la
relación de Justin y Bryce, donde el que se aprovecha (Bryce Walker)
aparenta estar al cuidado de un Justin pasivo, como repetición
de la relación de su madre con sus amantes posiblemente; en esas
relaciones su madre es un objeto violentado al igual que Justin.
La situación de Justin Foley es precaria, sus problemas familiares y su
núcleo social no favorecen su liberación del grupo de depredadores
sexuales al que pertenece, pues así como él violenta, también es
violentado.
Justin sufrió de diversas formas. Si bien parte de lo que hizo no tiene
una justificación, podemos entender qué es lo que fue pasado con él: por
ejemplo, no busco el sostén adecuado para esta etapa tan crítica, su
entorno tampoco lo favoreció, más aún el entorno sólo evidenció sus
dificultades al no tener límites claros y en la trasgresión de las
prohibiciones socialmente establecidas.
La situación de Justin es un reflejo de acontecimientos sociales llenos
de violencia y de carencias, no tuvo la suficiente resiliencia
para construir un sostén emocional más resistente. Lamentablemente la
realidad de Justin Foley es más común de lo que creemos, la serie atrae
nuestra mirada a eso que no queremos ver, a lo que de violencia existe
de trasfondo, a eso que duele pero que no debemos seguir callando.
Nos invita a involucrarnos con los adolescentes de una forma real, en la
posibilidad de hacer como Clay Jensen cuando se pregunta “qué es lo que
sucede”, “cómo me siento” y reconocer la complejidad del adolescente,
ayudándolos en tan difícil recorrido.
Autor:
Psic. Israel Rodrigo Sánchez