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Entre la difusión a través de las redes sociales y las recomendaciones
de jóvenes y adultos, la serie Trece
Razones Por Qué que Netflix presenta ha adquirido popularidad,
posiblemente por moda, o por las fuertes críticas que se han hecho sobre
cómo se maneja el tema del suicidio
en la trama, siendo este un tema importante para que lo hablemos.
Lo alarmante pudiera ser el hecho de que la historia de Hannah
Baker se ha colocado entre las más vistas, sobre todo por el
público adolescente,
población vulnerable que podría identificarse más fácilmente con los
personajes que ahí se presentan, cada uno con un perfil específico y con
una posible psicopatología
en algunos casos.
La serie Trece Razones Por Qué desarrolla la historia de Hannah, una
adolescente que explica los motivos por los cuales se suicidó,
involucrando a varios compañeros de escuela, sembrando la culpa
y la paranoia
en cada uno de ellos, por darle a Hannah un motivo para que acabara con
su vida, en cierta forma, responsabilizándolos por su muerte.
Así, la historia de Hannah sobre por qué se suicidó, deja una
descripción de cada uno de los personajes influida por un “después de la
muerte de Hannah”, conociendo sólo la versión que ella narra, ignorando
el “antes de su muerte” y en cómo lo vivía cada uno de ellos desde una
perspectiva diferente.
Pareciera que con el mensaje que Hannah deja quiere generar un caos,
siendo un reflejo de cómo pudiera encontrarse ella por dentro antes de
su muerte, transmitiendo lo que vivió los últimos días y dejando ahí la
necesidad de entender el porqué de su decisión, llevando con ello a una
serie de confusiones que afectarán en diversos niveles las vidas de
todos los que tuvieron –y no– que ver en su muerte, desde el sentir de
Hannah.
La angustia
depositada en ellos se puede observar conforme van escuchando las
cintas, sobre todo cuando llegan a la cinta que va dedicada al oyente en
curso. Dentro de esta dinámica de escucha, se perciben los reclamos que
Hannah hace en cada evento que para ella resultó relevante, sobretodo,
en los que se sintió
abandonada, maltratada e invisible.
Es mediante las cintas que Hannah puede comunicar su sentir y en cierta
forma, las expectativas que tenía con cada una de las personas a las que
quizá hubiera podido llegar a considerar como amigas, personas a las que
hubiera deseado conocer más.
Es inevitable hacernos la pregunta cómo hubiera sido si tan sólo Hannah
hubiera expresado todo lo que plasmó en sus cintas, pero en vida y no
sólo imponiendo la nueva regla de escucharla después de su muerte,
reflejando el gran enojo que invadía a Hannah. Quizá en este punto es
donde pudiera caber la reflexión de los jóvenes espectadores –y los no
tan jóvenes– acerca de la comunicación y lo válido de pedir ayuda cuando
así lo consideremos necesario, sin asumir que el otro adivinará nuestra
situación anímica (cómo nos sentimos) junto con nuestras demandas
internas, como le sucedió a Hannah.
Algo a considerar es que podamos hablar más allá de lo popular que es la
serie o del suicidio como tema principal, pues se podría hablar también
de los personajes que convivieron con Hannah Baker, que han sido
cargados de la culpabilidad real, atribuida o asumida, como en el caso
de Clay Jensen.
Puede ser más ruidoso comentar algo sobre el personaje principal, en
este caso Hannah, cumpliendo el objetivo de entender por qué se suicidó,
pero qué tal si dejamos en pausa lo tan sonado y nos enfocamos en los
personajes secundarios que también tienen mucho qué transmitir y de qué
hablar.
Comencemos con Alex Standall, quien es la base de mucho con lo que
Hannah tuvo que lidiar, pasando de ser su mejor amigo al chico que
propició la “cacería de Hannah”, sin considerar el hecho de que Alex es
un joven con problemas propios de su edad entre los cuales persisten las
exigencias principalmente del padre, pero que en la serie tales
exigencias nos alertan seriamente como un foco de atención, como la de pertenecer
a un grupo de amigos hombres que en lo particular, eran respetados
por su popularidad, fuerza física y sobretodo regidos por la violencia,
imponiéndose ante los demás y siendo faltos de límites.
Alex, quien busca peleas que en trasfondo son seguidas por el deseo del
padre, es apremiado por la violencia e impulsividad
con la que actúa
y aunque pudiera esperar a ser castigado
por ello, le sucede lo contrario, pues la aceptación por parte de su
padre es mayor, aunque esto pueda contrariar lo que Alex desea ser.
En este punto, Hannah no comprende el alejamiento de Alex ni sus actos
regidos por su grupo, como sucedió con la lista en la que se deja al
descubierto los atributos de las mujeres y en consecuencia el hostigamiento
y la evaluación de quienes comprobaban lo certera que era la lista.
Qué pensaba Alex Standall, al romper con la amistad de Jessica Davis y
de Hannah Baker por el malentendido que provocó la lista y que llevó al
rompimiento de la relación entre Jessica y él. Qué pensaba Alex cuando
puso la mirada de la escuela en el trasero de Hannah, abriendo la puerta
al depredador
sexual. Algo realmente decepcionante para Hannah, quien
consideraba a Alex como un amigo. Quizá si las cintas fueran realizadas
por él y fueran dirigidas a Hannah, el contexto daría un giro radical,
de ahí la importancia de ver a los diferentes personajes que están
inmersos en contextos específicos y con personalidades diversas.
El aislamiento de Alex, aun formando parte de los chicos populares,
sabiendo de la existencia de las grabaciones y no haciendo algo al
respecto, parece sugerir posibles rasgos obsesivos
usados como mecanismos
de defensa que lo llevan a ocuparse en cosas de menor relevancia,
como sucede en las peleas que él mismo propicia, dejando a un lado otros
aspectos como el de encontrar la manera de actuar tal como realmente lo
desearía, cortando los hilos que maniobra su padre sobre él y forjando
su identidad
lejos del paradójico binomio violencia y disciplina que el policía en
casa espera y aprueba.
Permanecer pasivo ante lo que le incomoda y sólo actuar por lo que se
espera de él, para tener la aceptación de su padre, podría propiciar una
mecanización sin satisfacción alguna, lo cual posiblemente sea la causa
de su final aún incierto (se dispara en la cabeza).
Alex Standall pasaba un momento en el cual la búsqueda de identidad se
torna complicada puesto que sus referentes, tanto su padre como sus
amigos, parecieran no ser los modelos
que desea seguir, costando aún más la construcción de dicha identidad y
tornándose nublada la imagen que tiene de sí aceptándola y rechazándola
al mismo tiempo, como parte de la ambivalencia presente en la
adolescencia.
Es de esperarse que en la etapa adolescente las indecisiones se hagan
presentes, sin embargo, para Alex existen más que dudas, una ideación
suicida latente
que lo llevará a la realización de ésta sin la certeza de haberlo
logrado, como nos muestra y deja en duda el final de la serie.
Tener un entendimiento de las etapas
de desarrollo puede abrir la pauta a la tolerancia y la
comprensión de quien pase alguna de las crisis
del desarrollo y puede permitirnos detectar aspectos graves que
pongan en riesgo la vida de la persona que pide ayuda, abiertamente o en
silencio.
Los personajes alrededor de Hannah Baker exponen diversos mundos
internos que nos muestran diferentes perspectivas que nos lleva a
entender lo complejo que es el ser humano y en este caso, la etapa de la
adolescencia, por lo que hay que considerar lo relevante de entender la
existencia de las crisis que podrían esperarse en esta etapa y sobretodo
el poder brindar la ayuda considerando lo complicado que puede ser para
un adolescente hablar de lo que le sucede y de comunicar lo que
realmente demanda
(desea)
a los que lo rodean.
Autora:
Psic. Verónica Guevara